
El tronco de la vid es cilíndrico y en la cepa se distinguen unas ramas o brazos de los que brotan los sarmientos, estos son los tallos nudosos donde nacen las hojas y los frutos nuevos del año en curso, a medida de que los sarmientos van creciendo estos se lignifican (es lo que llamamos fase de envero), adquiriendo un tono marrón con una corteza que se deshace en tiras y de aspecto leñoso, en algunas especies pueden alcanzar los 30 cm. de largo.

Las raíces son penetrantes y profundas, aunque pueden variar según la especie, sus hojas, también llamadas pámpanos, son alternas y con forma de corazón divididas en 3-7 lóbulos dependiendo de la especie, las cuales antes de caer en otoño cogen una hermosa coloración amarillenta o rojiza, junto a las hojas o en lugar de ellas crecen los zarcillos, pequeñas ramitas que se enrollan y permiten a la planta expandirse trepando por el suelo o por algún apoyo si lo tuviera.
La inflorescencia es un racimo en el que se disponen flores, los racimos pueden ser de varias formas, cónicos, cilíndricos y ovoides. La floración es en primavera y cada flor contiene 5 pétalos, estas son pocos vistosas y presentan una coloración verde-amarillenta, de las cuales con el tiempo salen los frutos que se disponen sobre el racimo (escobajo o rastrón) con el tamaño de un guisante para luego obtener durante la maduración el tamaño de uva, puediendo ser de distintas formas, elipsoidales, alargados, esféricos y ovoides.
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